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Cuidado con el movimiento ‘realfood’

La semana pasada estuvimos hablando un poco del movimiento realfood con motivo de la crema de cacao que había sacado Carlos Ríos.

Voy a aprovechar para abrir un melón que tenía pendiente hace tiempo. Cuidado con el realfood.
Para los que no sepan de qué hablo: el movimiento realfood promueve el consumo de alimentos reales. Es decir, materia prima como verduras y verduras; con que necesiten poco procesado como las legumbres, cereales integrales. Y elimina alimentos ultraprocesados ricos en azúcares, grasas de mala calidad… los enemigos públicos habituales. ¡Pero Carla! ¿¡Por qué debemos tener cuidado con este tipo de alimentación!? ¡Si es como se tiene que comer!

Efectivamente. El problema no es como comer en este caso (que es perfecto); si no el cuánto.

Es curioso porque hace unos años estábamos obsesionados con las calorías de los alimentos, por culpa de los productos light que se dedicaban a poner “sólo X calorías”. Entonces el problema venía de la naturaleza de dichas calorías, ya que eran de muy mala calidad, no nutrían, no saciaban nada y lo único que traían era frustración porque las ganas de comer se quedaban. Hablo en pasado porque me refiero a la moda, pero los alimentos de este tipo desgraciadamente los seguimos viendo en el super.

Volviendo a lo que os comentaba, el problema del realfood es el cuánto. El hecho de que un alimento tenga propiedades beneficiosas para la salud no quiere decir que no tenga calorías. Los alimentos ricos en grasas buenas, como el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos, las aceitunas… tienen mucha densidad calórica. Por lo tanto, hay que controlar las raciones, según nuestro gasto energético.

Por supuesto que son alimentos saludables, que además sacian y que tienen que estar en nuestra alimentación. Pero desvirtuamos mucho las raciones recomendadas para la población y comemos por encima de nuestras posibilidades. Una tostada con aguacate, semillas, un huevo poché y un chorrito de aceite es muy instagrameable pero te plantas una cantidad de calorías en el cuerpo que mucha gente no gasta. Porque el problema principal viene en que no somos nada activos. Ir dos días al gimnasio no es ser activo. Es ir caminando a todos los sitios, no coger el ascensor, evitar sentarse al sofá si estamos 8 horas sentados en una silla… Cuanto más activos somos, más gastamos, más calorías necesitamos.

Este movimiento también promueve cocinar alimentos más dulces como galletas, pasteles, brownies… de manera más saludable. Que también está genial, pero nos encontramos con el mismo problema. Al ser dulces caseros y más saludables, tenemos tendencia a comer de más., más ración o más veces; incluso de manera diaria. Este es el caso de la crema de cacao de la semana pasada. Es más saludable que cualquier ultraprocesado, pero no deja de ser un alimento de consumo ocasional porque es rico en azúcares y grasas.

No hay que perder la perspectiva y ser conscientes de lo que gastamos para saber que cuanto tenemos que comer.