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El bueno, el malo y el ¿feo?

¿Adivináis sobre qué estoy hablando? No es la película, estoy hablando del colesterol. Ese amigo tóxico que no nos quitamos de encima. Forma parte de un grupo que no acaban de molestar porque no duelen, pero están ahí. Son los amigos tóxicos porque cuando se juntan traen problemas. Os presento. Ellos son: colesterol (como os he comentado), hipertensión arterial, resistencia a la insulina, glucemia (niveles altos de azúcar en sangre) o diabetes y obesidad. Entre ellos se retroalimentan, la presencia de uno de estos puede traer a otro o complicar sus valores. También provocar o descontrolan enfermedades o accidentes cardio o cerebrovasculares como pueden ser los infartos o los ictus.
Así que poca broma con los amigos tóxicos. Poco a poco iremos hablando de todos. Hoy le toca al colesterol.

¿Qué es el colesterol?
Realmente es una sustancia de origen animal (se encuentra en todos los animales) y que realmente necesitamos para vivir. De hecho, nuestro cuerpo por las noches, se dedica a crear colesterol. Forma parte de la síntesis de algunas hormonas, entre otras funciones.
El problema está en tener de más o de menos, es decir, tener los valores alterados. Aunque siempre nos referimos a esta alteración como tener el colesterol alto, se denomina Dislipemias y hay de varios tipos.

¿Qué quiere decir tener colesterol bueno y malo?
El colesterol por su forma no se puede distribuir sólo por la sangre, tiene que estar unido a unas proteínas para que se pueda mover. En este caso, hay dos proteínas que son muy diferentes entre sí. Imagina que la sangre es una autopista que hay muchos medios de transporte diferente. Tenemos un camión muy muy viejo, que apenas pasa la ITV, que contamina y que provoca atascos en la autopista y, a veces, colisiones y accidentes. Por el otro lado, tenemos un coche eléctrico que apenas contamina y que facilita que la circulación vaya fluida.
El “colesterol malo”, es el colesterol que es transportado por el camión viejo, que realmente es la lipoproteína llamada LDL. Es una proteína muy oxidante y aterogénica. Facilita que se creen abultamientos en las arterias donde se acumulan células muertas y colesterol que bloquean el flujo sanguíneo. Estos abultamientos hacen que la sangre vaya más lenta, aumentando la tensión, de las arterias, aumentando la tensión. En el peor de los casos pueden bloquear completamente la arteria o que se desprenda algún trozo que bloquee venas más pequeñas, provocando ictus, entre otros.
El “colesterol bueno”, es el colesterol transportado por el coche eléctrico, la lipoproteína HDL, que es justo lo contrario, antioxidante y antiaterogénica. Por eso lo llamamos bueno, y por eso es bueno tener buenos valores de este colesterol. Evita estas acumulaciones y facilita su transporte.
Por eso no es tan importante fijarse en el valor del colesterol total en sí. Si no, en los valores de HDL y LDL. También influirán la presencia de los otros amigos tóxicos en el momento de interpretar los valores.
La semana que viene hablaremos sobre lo que aquí nos interesa cuando tenemos el colesterol alterado, ¿qué es lo que hay que comer? ¿Por qué no huevo y sí margarina?

Carla Escuder. Farmacéutica i Dietista-Nutricionista (@nutriestudio_dietistas)