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El repaso del verano: intoxicaciones alimentarias

De pequeños, no hay verano que se precie sin “vacaciones santillana”. Llegaba Septiembre y seguía de nuevo como el primer día, pero la intención estaba. Se me ha ocurrido que durante este verano, ésta columna será una especie de cuaderno de repaso a los temas más importantes y que debemos recordar durante el verano.

Foto Paseo de Vinaròs – Julián Zaragozà

Tema 1. Intoxicaciones alimentarias
Las intoxicaciones alimentarias aumentan de lo lindo en verano así que me ha parecido un buen tema para dar comienzo al curso.
Normalmente, las intoxicaciones alimentarias suelen ser de carácter leve (aunque inhabilitante) y de duración corta. Pero pueden llegar a ser mortales por lo que no tenemos que tomar la seguridad alimentaria a la ligera.
¿Por qué aumentan en verano? Muy fácil. Porque a la mayoría de las bacterias les gusta el calorcito como a nosotros, y porque solemos descuidar más la higiene o las buenas prácticas en la cocina. Un alimento cocinado a temperatura ambiente dura menos intacto y sano que un ñu con un león hambriento.
Los síntomas típicos son gastrointestinales como diarrea aguda, náuseas o vómitos. Te pueden dar una mala tarde o incluso un ingreso en el hospital.
Uno de los mitos más extendidos es que la intoxicación alimentaria está provocada por lo último que has comido. No es cierto ya que algunas bacterias pueden tardar en provocar la enfermedad hasta 6 días. Como es el caso de la reina de las infecciones veraniegas, la Salmonella. Ésta puede tardar en aparecer horas o incluso días. Los síntomas también pueden durar días. Es esencial reponer tanto los líquidos como los electrolitos perdidos, sobre todo si la infección dura días. Si no repones fluido, al principio de la deshidratación te puedes encontrar más chafado y fatigado pero si continúa en el tiempo esta deshidratación puede derivar a problemas serios de salud, como el fallo renal.
La Salmonela se puede encontrar en gran variedad de alimentos como el huevo, carne de pollo o carne de cerdo. La bacteria se inactiva con la cocción por lo que prácticamente siempre que un alimento esté cocinado no tendrá presencia de Salmonela. Por eso hay que tener cuidado especialmente con las preparaciones culinarias donde se utiliza el huevo crudo, como la mayonesa.
La Salmonela no altera el aspecto ni el olor del alimento, no nos da ninguna pista de que esté contaminado, por eso hay que tener especial cuidado en tener una buena higiene en la cocina.
Limpia bien las manos y los utensilios después de preparar los alimentos. Hay alimentos como las frutas y las verduras que debemos lavar inmediatamente después de la compra. Pero no es el caso de los huevos. Los huevos mejor no limpiarlos hasta que no se vayan a consumir. Separa los alimentos crudos entre ellos y de los cocinados para evitar contaminaciones cruzadas.
Intenta evitar al máximo posible que un producto preparado crudo se encuentre en temperatura ambiente mucho tiempo, sobre todo en verano.