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F. Javier Borràs Ayza, un armador polivalente

Fue Patrón Mayor de la Cofradía y durante las vedas ejerció múltiples oficios

Nacido en Vinaròs en 1960 del seno de una familia marinera, aunque su padre, Manuel, en un principio trabajaba en la construcción, y cuando fue a pedir a su novia, Isabel, el futuro suegro le dijo que su hija se tenía que casar con una persona pescadora, y por tal motivo se hizo pescador. Tiene un hermano mayor, Juan José, de profesión administrativo. Y otro más pequeño, Sebastián, que ha sido pescador junto a él.

De niño vive en la marinera plaza 1º de Mayo. Va al colegio del Pósito y luego al L. Querol y la Misericòrdia. Eran frecuentes los juegos típicos y costumbres por la zona portuaria, y más aún para la víspera de la festividad de San Antonio hacer una gran hoguera, donde en un encendido con antorcha se quemó parte del rostro y le quedó alguna visible secuela. También por aquellos tiempos, la OJE hacía juegos para los jóvenes, donde le gustaba participar en campeonatos de ping-pong. E incluso una estancia de tres semanas en un campamento que esta organización juvenil tenía en Alcocebre, donde acudían chavales de toda la provincia, con monitores de media España. Igualmente tocaba el tambor en la numerosa banda de Cornetas y Tambores. Y finalmente juega a balonmano participando en ligas provinciales. A los 15 años de edad, por hacer una suplencia a un amigo que se fue a la mili, comienza a trabajar en una vecina panadería, durante un año. Luego se enrola como tripulante-marinero con el barco de la familia, el arrastrero ‘Jablamar’, que lo capitaneaba su padre, para pescar en nuestras aguas. Durante esta época se saca en Vinaròs las titulaciones de Patrón y Motorista local

A bordo del ‘Mallorquí’ con compañeros de la tripulación cuando embarcaba en la veda a la llum cargados de peix blau sobre cubierta


Para el servicio militar, hace la instrucción en Cartagena, y lo destinan allí en la base de submarinos, para ser cantinero pero en el local de tierra, sin tener la posibilidad de navegar y menos sumergirse con los batiscafos. Cuando llegó la fecha de San Sebastián, logró reunir en su bar a casi una docena de marineros vinarocenses que estaban destinados en el Arsenal, en los barcos de la Armada, en el cuartel, etc. y celebraron con entusiasmo dicho día. Ni qué decir que a la mañana siguiente estaban todos arrestados.
Sigue faenando con el bou de casa en Vinaròs. Al ser un barco pequeño, se dedicaban principalmente a la captura de especies someras, como el langostino, la galera, etc, en otoño e invierno, y durante la primavera a la cigala y especies afines. Luego en verano hacían la parada biológica de dos meses. En la primera faenaron en Benicarló, ya que allá no paraban.

A veces, los sábados y vísperas festivos, hacía de disc jockey en algunas discotecas de poblaciones del alrededor. Las otras vedas, como era armador no tenía derecho a paro, y se ganó la vida una vez de ayudante de electricista para una empresa de S. Mateu. Otros dos veranos, para una firma de espectáculos montando parques infantiles. Igualmente hizo de vigilante nocturno en el puerto. De limpieza en la Lonja. De repartidor de envases de pescado para los pescadores foráneos, etc.
Tras cortejar en Sant Mateu con Mª Dolores Gauxach, se casaron. Y han tenido dos hijos, Carla y Javier.
Uno de sus hobbies fue el motociclismo, y tuvo una David Harrison. Con ella fue a participar en las grandes concentraciones de estas motos, como las organizadas en el pinar del Grau de Castellón por sus primos, la familia Falomir.

A punto con su Harley Davidson de marcha a una concentración de estas legendarias motos


En 1998, como su barco de madera ya estaba bastante viejo, deciden desguazarlo para que una empresa local les construyera otro moderno de plástico, denominado ‘Borrás’. En este periodo de tiempo aprovechó para que lo operaran de una lesión de hernias en la espalda, que llevaba soportando a duras penas en el mar. Luego pueden faenar con el nuevo barco arrastrero, pero como de nuevo no tenían paro, acto seguido, en otro par de vedas anuales, se hacen un arte de marrajera y van a faenar entre las I. Columbretes y las I. Baleares, en busca del pez espada. Operaban seis días a la semana y hacían aquí dos ventas semanales. En cierta ocasión capturaron con el arte de anzuelos un gran pez zorro, y venía vivo nadando tirado por el sedal de la boca, a lo que un pescador de a bordo, ‘Cali’, saltó al agua con una gaza en mano para pasársela por la cola y que no se les escapara, a lo que todos reaccionaron rápido para el tiburón no se revolviera hacia el pescador. Por suerte todo salió bien, pero el susto fue mayúsculo. Luego, la Administración de Pesca del Ministerio, les quitó la polivalencia del palangre de altura, y en la veda tuvieron que volver parar el barco, sin que él percibiera dinero al ser dueño, de manera que tuvo otra vez que buscarse la vida.
Y así, en los meses de veda, fue unos cuatro años con la traíña local ‘G. Libe’ a pescar sardina y boquerón, para calar en aguas entre el Delta de l’Ebre y Castellón. Y otros tantos con el ‘H. Plomer’ tras el preciado pescado azul. Con ambas embarcaciones igual navegaron y faenaron desde Burriana hasta Rosas, donde allí los días de calma calaban o bien cerca de la costa, o inmersos en el golfo de León con buenas extracciones.

En Madrid, saludando a la ministra de pesca, Loyola de Palacio, junto a los representantes vinarocenses, Manuel Roig y Gonzalo Velasco, acompañados de Salvador Orero y el Secretario Nacional de Cofradías de Pescadores

Andrus Albiol